lunes, 15 de febrero de 2010

NOTICIA ECONOMICA

Propuesta de salario mínimo por regiones prende polémica
Mientras que unos señalan que eso podría aumentar la desigualdad, otros creen que el tema es secundario frente a otras soluciones que demanda el país en materia de empleo.
La posibilidad de que el salario mínimo se diferencie por regiones, como lo planteó el director de Planeación Nacional, Esteban Piedrahita, generó todo tipo de opiniones.
Por un lado, hay quienes consideran que es una alternativa viable y que amerita discusión, pero otros creen que no es el remedio para los problemas de empleo y que lo único que lograría es aumentar la desigualdad en el país.
El ex ministro de Hacienda, Juan Camilo Restrepo, señala que si bien tiene elementos lógicos, la propuesta no es del todo factible.
Explica que la remuneración básica está relacionada con un mínimo que se necesita para subsistir, y si los ingresos en las regiones son diferentes no quiere decir que el salario deba ser diferencial. "Lo mínimo que se necesita para sobrevivir es más parecido entre una región y otra que sus niveles de ingreso per cápita", dice.
Por su parte, Jorge Iván González, director del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID) de la Universidad Nacional, explica que el salario mínimo tiene una función distributiva y de mejorar el ingreso, pero si se diferencia por regiones, aumenta la brecha entre ciudades ricas y pobres. "Los pobres van a tener salarios de pobres y por ello van a seguir siéndolo y eso no tiene sentido"
Según González, otro tema que dificulta la aplicación es la movilidad laboral del país, pues la gente se va a volcar hacia las ciudades que tendrían el salario más alto, con lo que habría una gran concentración de la población en ciertas urbes como Bogotá.
El profesor de la U. Javeriana, Álvaro Montenegro, dice que "bajar el salario, que en últimas es el objetivo de la propuesta, es una fórmula neoliberal recurrente; obviamente si el salario cae lo suficiente se emplea a toda la gente, pero se mueren de hambre".

El alcalde de Bucaramanga, Fernando Vargas, no está de acuerdo con la iniciativa porque, según él, "aumentarían en el país los sectores deprimidos y tan solo se beneficiarían ciudades como Bogotá, Medellín y Barranquilla, por tener más ingresos per cápita".
En diálogo con este diario, el gobernador de Antioquia, Luis Alfredo Ramos, dijo que la propuesta podría funcionar por la diversidad de regiones e ingresos que tiene el departamento. "Desde que la iniciativa logre aumentar los empleos e ingresos es positiva", agregó.
Sergio Ignacio Soto, ex presidente del Comité Intergremial de Antioquia y director ejecutivo de Fenalco Antioquia, aseguró que la propuesta es viable y pertinente , al señalar que tener un salario para regiones pudientes como Bogotá o Medellín y otro para zonas donde el ingreso es menor "permite crear empresas pues se reducirían los gastos ante la cascada fiscal que agobia mucho al sector".
Por su parte, el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, asegura que es una idea interesante, pero afirma que "adelantar una estrategia de este tipo demanda un sinnúmero de normas como el régimen laboral del educador, del funcionario público en sus diferentes niveles y con menos dificultades, el tema de los trabajadores de grandes multinacionales".
Germán Jaramillo, presidente del Comité Intergremial del Valle, señala que "es bueno en la medida que el Gobierno empieza a darle al empleo prioridad en el análisis de alternativas. Hay que avanzar en procesos de flexibilización mirando la gran informalidad que hay en el empleo".
De todas formas, hay quienes consideran que ante la necesidad de un vuelco total en cuanto a las políticas de empleo, el salario diferenciado es un tema secundario.
Alejandro Gaviria, Decano de Economía de la Universidad de los Andes, dijo que el corazón de la propuesta debe estar por otro lado, ya que primero habría que desmontar algunos parafiscales (costos laborales que no hacen parte del salario), eliminar las exenciones a la inversión para incentivar el empleo y, a medida que se vaya avanzando, eliminar algunos subsidios.
En el mismo sentido se pronunció Tarsicio Mora, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), quien sostuvo que si junto a la propuesta el Gobierno lograra nivelar el desarrollo de las regiones en atención, servicios públicos e igualdad de oportunidades, en ese caso sí se podría analizar el planteamiento.
"Con 29 millones de pobres, 8 millones de desplazados y una informalidad del 65 por ciento, cómo se nos va a ocurrir discutir un salario por regiones", señaló el dirigente sindical.
Salario creció más que la productividad
Mauricio Reina, investigador asociado de Fedesarrollo señala que si la propuesta tiene el propósito de solucionar el problema de desempleo, no es la mejor opción.
El experto explica que desde la perspectiva económica, el salario en términos reales ha aumentado más que la productividad. En otras palabras, el trabajo es muy caro para lo que se produce y eso, sumado a los incentivos para la compra de capital, hace que los empleadores prefieran comprar máquinas que contratar gente. Sin embargo, si en la práctica quiere ajustarse el salario mínimo a la productividad, el tema no es fácil. En la negociación tradicional siempre hay actores que no están de acuerdo con los datos de inflación y productividad, y si el salario se define por región va a ser peor, pues hay muchas dudas sobre la información disponible.
Propuesta polémica, usada en otros países
En Colombia hablar de un salario mínimo por regiones o diferencial genera debate. Este es un esquema utilizado para abrirle la opción de un empleo formal a los trabajadores de menor productividad como los jóvenes recién egresados, quienes tienen menor rendimiento incluso frente a trabajadores no calificados que ya tienen 'cancha' en su puesto.
En la región, países como Chile, México, Panamá, o Uruguay tienen implementado este esquema.
En el país austral esta figura es uno de los ejes de la política económica del nuevo gobierno, y parte de la base de un apoyo estatal a los nuevos empresarios, para que puedan saber dónde hay oportunidades de mercado y demanda para sus productos o servicios.
Según Alejandro Gaviria, Decano de Economía de la Universidad de los Andes, en Colombia esta puede ser una fórmula para las personas jóvenes, quienes a medida que van ganando experiencia y productividad aumentan su nivel de ingreso hasta llegar al salario mínimo pleno, como ocurre en Irlanda.

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